Desde el punto de vista de las organizaciones, la ética tiene que ver con la axiología, o sea con los valores que son reflejados en la cultura empresarial como normas y principios, y que tienen como fin alcanzar una mayor armonía con la sociedad para permitir una mejor adaptación a todos los entornos en pro de respetar los derechos de la sociedad y los valores que ésta comparte.
Para profesar la ética dentro de las organizaciones, las empresas crean sus códigos de ética con la finalidad de combatir la corrupción, el engaño y el mal comportamiento de sus integrantes, que no solamente permea al interior sino que trasciende al exterior de las organizaciones.
Como parte de estos principios éticos surge la responsabilidad social empresarial que se define como la actitud consciente y responsable de las mismas organizaciones hacia el bienestar común. La OIT (Organización Internacional del Trabajo) la define como el conjunto de acciones que toman las empresas para que sus actividades tengan repercusiones positivas en la sociedad y reafirman los principios y valores por los que se rigen, tanto en procesos internos como externos.
Por lo tanto, la responsabilidad social es una forma de hacer negocios que toma en cuenta efectos sociales, ambientales y económicos de la acción empresarial, integrando en ella el respeto por los valores éticos que inciden en las personas, las comunidades y el medio ambiente.
Nuestro producto Ética Empresarial, va mas allá de la responsabilidad social, nuestro enfoque responsable busca tanto el efecto social como el económico, de ahí que la productividad y el retorno de la misma R.O.I., sea un elemento prioritario en la búsqueda de resultados de la empresas que se hacen participes de nuestro producto.
A estos estándares de asunción voluntaria por parte de la empresa, propios de la responsabilidad social corporativa, se une el compliance, si bien con un pequeño matiz, que no es otro que el que, éste sí que conlleva un obligado cumplimiento normativo, esto es, todo el conjunto de normas de derecho positivo que imponen conductas y comportamientos a las empresas, y con la reforma del Código Penal, al introducir la responsabilidad penal de la persona jurídica, se añaden un elenco de delitos que de ser cometidos en el seno de la empresa, conllevaría la sanción penal de la misma, lo que supone generar tanto consecuencias jurídicas como de reputación para la empresa.
Un pilar sobre el que se sustenta la RSC, es el Compliance.
Compliance y Responsabilidad social corporativa están ínfimamente relacionados para toda organización empresarial, porque de una parte, con el compliance, la empresa puede acreditar el requerido cumplimiento normativo, y ello de otra parte, en consonancia con resto de objetivos de responsabilidad social, ética, transparencia, anticorrupción, etc…, dotando a la empresa de la implantación de métodos de control y detección de riesgos, adoptando controles y medidas de prevención, y llegado el caso, sancionar conductas que se aparten de los procedimientos de control establecidos.
Considero que es esencial en toda empresa diseñar unas estructuras más eficientes y desarrollar una estrategia que aproveche las sinergias entre Responsabilidad Social y Cumplimiento regulatorio (Compliance), en aras al mayor logro de objetivos y respetando la propia ética empresarial. Todo ello desde una perspectiva de voluntaria implantación y no desde una implantación de cara a la galería para cumplir los llamados cánones normativos. Implantación del interior hacia el exterior dando valor a las raíces propias de nuestra organización.